domingo, 23 de enero de 2011

Retirarse a tiempo...


Han pasado tantas noches desde que me puse a reflexionar completamente sobre que era lo que buscaba, que, pensé que había perdido ya el sentido de escribir. Pues, hoy, luego de una larga reflexión es que decido volver a escribir.

Solo escriben sobre el dolor... aquellos que lo han
sentido.

Solo escriben sobre el amor... aquellos que lo han
vivido.

Pero, realmente son verdaderos aquellos que lo han sentido y
superado,

y, realmente son verdaderos aquellos que lo han vivido y

aún siguen enamorados.


Y, es así con esta prosa hecha verso que daré inicio a mi relato.

Tarde de Noviembre, cerca de las seis de la tarde. Se acercaba la semana de parciales y quería buscar un poco de información para no tener que amanecerme luego. Como es previsible, ese "querer" se esfumó al entrar al Facebook. Era cumpleaños de una chica de mi facultad. Esa tarde ella había publicado fotos del agasajo que le hicieron sus amigos en la facultad. Empecé a revisarlas, como queriéndome contagiar de ese ambiente de alegría. Pero, no fue de alegría de lo que me contagie. Había una chica que resaltaba, al menos para mí, y no era la dueña del santo. Era una chica de tez blanca, del mismo tamaño que todas las chicas de la foto, pero no de la misma edad. Era menor. Se notaba en su mirada. Estaba etiquetada. Decidí agregarla, su mirada esotérica me atraía. Después de dos días mi solicitud seguía pendiente, por lo que decidí cancelarla y volver a enviarla junto con un mensaje, una presentación mía, para hacer la solicitud más personal. Dió resultado. A las dos horas ya había aceptado la solicitud de amistad. Y, como estaba en línea, comencé con la conversación. Y fue así que comenzó todo.

La primeras noche que conversamos fue la base de todo lo que sucedería luego. Nos quedamos hasta altas horas de la noche conversando. Era curioso, teníamos casi los mismos gustos, era como si hubiese encontrado un espejo mío. Poco después de dos semanas nuestro horario de conversación se vio drásticamente reducido. Ya no tenía Internet en su casa y, por tanto, tenía que ir a cabina para conectarse a ese mundo virtual. Ese mundo solo existía yo, ya que, todavía, en el mundo real no nos conocíamos.

Cuando lo hicimos una tarde, fue lindo puedo decirlo. Fuimos a comer, conversamos un rato, pasamos una corta pero maravillosa tarde. Claro, yo no quería quedarme en eso solamente y la seguí invitando, pero ella pocas veces pudo. Al decir pocas me refiero a dos o tres veces más. Sin embargo, el chat mantenía aún nuestra amistad.
Hasta aquí todo era felicidad. Es decir, pues se podía sentir un agrado mutuo, la amistad podía fluir entre los dos. Pero, poco a poco las conversaciones se hacían más cortas. Ese espíritu de curiosidad que una vez nos envolvió se iba desvaneciendo. Pero, a pesar de ello yo seguía invitándola a salir, a pesar de muchas veces escuchar un "no puedo", no me daba por vencido.

Fue una tarde que pasé en la facultad donde toda esta historia, hasta ahora de felicidad efímera, emprendió un viaje hacia el baúl de los recuerdos. Recuerdo claramente aquellos sucesos tan minúsculos en condiciones de tiempo, pero tan grandes en el sentido afectivo. Me encontraba con mis amigos esperando unos informes en la facultad, cuando pasó ella. Al mirarla, mi corazón se estremeció. Ella se fue directo a sus amigos, sin percartarse de mi presencia. Pensé que era algo casual, pero cuando ya regresaba por el pasillo con sus amigos me paré para acercarme a saludarla, pero ella desde donde estaba solo me saludó con la mano y siguió conversando de lo más normal. Sé que parece tonto y algo absurda esta parte, pero es que, con tanto que había compartido con ella, eso era lo que menos me merecía. Yo pasé toda la tarde en la facultad, ella también, pero en ningún momento se volvió a acercarme a mí. Me ignoró. Le hice saber que estuve decepcionado de lo que hizo, y ella solo trataba de disculparse, argumentando que estaba con sus amigos.

Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque...
¡No pudo ser!

Luego de esto, las indirectas por Facebook aumentaron, ya no era lo mismo conversar con ella, hasta que un día la enfrente. Le dije casi todas las razones por las que me había ilusionado por ella y las razones por las cuales me había estado decepcionando de ella. No me respondió. Quedó en silencio. Las únicas palabras que escribió: algún día te avisaré para hablar.

Fue hoy, que, después de buscarla una vez más, me volvió a negar su tiempo, pues estaba con sus amigos, me puse a reflexionar sobre esta historia.
En medio de mi concentración para encontrar mis errores en esta relación encontré un libro, pequeño en dimensiones pero grande en sabiduría. Una lectura fue la que me llamó la atención. Sobre retirarse a tiempo. Es tan comprensible la historia que he decidido compartirla:

Era una bella princesa que estaba buscando consorte. Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenía mas riquezas que amor y perseverancia. Cuando le llegó el momento de hablar, dijo:

- Princesa, te he amado toda mi vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que la que llevo puesta. Esa es mi dote.
La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar:
-Tendrás tu oportunidad, si pasas la prueba, me desposaras.

Así pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena. Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos.
Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona habían salido a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la infanta, el joven se levanto y sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar.

Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa: "¿Qué fue lo que te ocurrió?, estabas a un paso de
lograr la meta, ¿Por qué perdiste esa oportunidad?, ¿Por qué te retiraste?". Con una profunda consternación y algunas lágrimas mal disimuladas, contesto en voz baja:
"Ella no me ahorro ni un día de sufrimiento, ni siquiera una hora, no merecía mi amor..."

Al terminar de leer esto, una lágrima se dibujó en mi rostro. Es cierto, yo a ella le prometí mi atención, incluso le di más que a mis amigos, pero ella no supo corresponder a mi amor.

Sí, me llegó a gustar, pero no creo que haya sido un gusto personal. Y es que yo, por hacerme la idea de que ella era como me comentaba cada día que conversabamos virtualmente, no me di cuenta que en realidad era muy distinta, con una personalidad diferente. La idealicé, ese fue mi gran error. Creer todo lo que me escribía. Ya mis amigos me habían dicho que me aleje de ella, pues habían visto su "reacción de compromiso" que tuvo conmigo. Una y otra vez lo repitieron. Pero, por terco y por haberla idealizado fue que la seguí buscando. Cuando me di cuenta de mi error ya era tarde. Ya me había puesto a sus pies.

Sé que dirán que me hago la víctima y que quizá pensarán que las cosas no fueron así, pero, yo les pregunto: ¿Qué alguna vez no se sintieron igual por alguien que no les correspondía en el amor o que primero los ilusionó y luego mató esa ilusión de la forma más cruel?

Este relato es distinto que los demás. Los que han leído mis otros relatos lo notarán. Pero, para mí, escribir revela parte de mi alma. Dicen que existen tres tipos de personas en el mundo: Los ganadores, los perdedores y los escritores. Analizar porqué ocurren las cosas son cosas de científicos, pero, construir un mundo diferente en cada escrito es el privilegio de los escritores. Quizá esta historia no esté tan alejada del mundo real, ese mundo que nos agobia, nos maltrata, nos hace sentir miserables, pero que también nos presenta la felicidad, en sus múltiples formas.
Si algo me quedó claro de esta lección de vida es que, a pesar de las facilidades de comunicación que otorga la Internet, es mucho mejor conocer a una persona personalmente que dejarse enamorar por lo que escribe, por ese ser que se contruye cada vez que se chatea. Ese ser, fruto de la egolatría y personalidad que muchas veces se presenta distorsionada, aunque no siempre. Ese ser que muchos de los escritores aún no podemos controlar...


jueves, 2 de septiembre de 2010

Aquello que tenía guardado: Segunda Parte


Una entrada sobre mí siempre será compleja y hasta hiriente para algunos de los que me conocen, pero es la verdad sobre mí. Aun no defino que es lo que quiero ser, y no me refiero al aspecto laboral, sino a la persona que estoy formando.
Un autoanálisis me reveló una cosa interesante: Siempre he estado rodeado por mujeres. Desde la primaria tuve más amigas que amigos. En la secundaria, gracias a un colegio que no es partidario de la mezcla de géneros, pude comprender el misterioso mundo del que soy parte. Entender a un hombre es más difícil que a una mujer y, por tanto, poder comprender quién soy yo es una tarea extenuante. Ya en la universidad, aún tengo ese defecto de estar rodeado por las chicas. Y es que, cada vez que comparo el nivel de madurez entre chicos y chicas universitarias, estas últimas constantemente ganan. Aunque hay muchas también que no comprenden que han crecido y siguen en un mundo de fantasía. Quizás, el estar rodeado por las chicas sea el motivo por el cual logro comprender a muchas y sus problemas, pero es un mundo tan complejo que cada día aprendo algo nuevo.
Recuerdo la primera parte de estas confesiones, y debido a ello, muchas personas me enfrentaron y me criticaron, diciendo que como era posible que escribiera eso, que era una falta de respeto. Por eso, quisiera lanzar unas preguntas abiertas: Si tú te sentiste ofendido con mi comentario, ¿Alguna vez me preguntaste si tenía algún problema?, ¿Te sentaste conmigo y me pediste que te contara sobre mi vida?, ¿No sabes quién soy y así te consideras mi amigo? Naturalmente, no sabrás o no querrás responderte, pero te diré porque no puedes: Porque confío esa parte de mi vida a los que de verdad considero mis amigos.
Tengo miedo a muchas cosas. La sobreprotección de mis padres por ser hijo único no me dejo crecer normalmente. Es por eso que soy desconfiado. He perdido muchas cosas, muchas oportunidades debido a ello. No me puedo integrar completamente a un grupo porque tengo miedo de no ser aceptado por todos los miembros. Me siento más cómodo organizando un grupo que uniéndome a uno establecido. Y, aunque no lo parezca, me siento mal muchas veces, pero, una falsa sonrisa puede ocultar mucho.
A pesar de todos estos problemas, trato de seguir adelante y una de las cosas que he podido aprender es que para enfrentar un problema lo primero es aceptarlo, y para mí, escribirlo en una entrada es la mejor forma de aceptarme y poder cambiar, aun sabiendo que la gente que me rodea lo leerá y se puede llevar un mal concepto de mí.
Y, por último, si he decidido contar esta parte de mi vida es porque quiero cambiar, porque sé que puedo, porque no me siento completamente a gusto cada vez que ayudo a alguien porque no he podido ayudarme a mí mismo, porque, valiéndome en la confianza que tuve en mi para postular e ingresar, quiero ser mejor una mejor persona.

viernes, 16 de julio de 2010

Aquello que tenía guardado: Primera parte


Esta vez fue un libro el que me hizo volver en mí el deseo de escribir algo en mi blog.
Unas cuántas palabras bastaron para decidirme: "Una persona expresa sus sentimientos, hasta de la forma más extraña como es la escritura". Con eso, recordé que existen mas de cien personas que se tomaron el tiempo de hacer un clic en mi link y leer lo que escribo.
Me siento totalmente agradecido, no porque crea que soy bueno y que me leen por eso, sino porque me dicen:"Hola, me intereso por ti, quiero conocerte". Y sí, lectores, cada vez que se hace clic en algún blog les decimos eso al autor. Por eso me siento comprometido con ustedes a entregarles cada vez más cosas de mejor calidad.
Quizás quisieran leer otra historia de adolescentes, aquellas que me gustan tanto y escribirlas me hace tan feliz como leerlas, sin embargo, esta entrada no trata sobre eso. O en parte sí, quiero escribirles sobre mí. Sobre aquella persona que sale al costado derecho del blog, donde una foto con mi camisa demuestran que aún soy adolescente y no quisiera crecer tan pronto. Pero como nos pasa a todos, es una cosa inevitable y dependiendo de cómo la tomemos, maduraremos. Pero bueno no los entretengo más y pasó a mi "autobiografía".


Empecé a escribir cerca a los trece años, recuerdo que la primera forma de literatura que surgió en mí fue la poesía. Sí, estaba en tercer año de secundaria y la atracción por el sexo opuesto que sufrimos todos empezó a tener efecto en mí. Al principio no me gustaba mucho las chicas, escribía imaginandome una chica especial: Rubia, ojos azules o verdes, blancas, mi tipo ideal de chica. Luego de un retiro espiritual, me empezó a gustar una chica. Que locuras no hice por ella, hasta inventé una historia donde quise incluirla, hasta que se enteró. Era un inexperto completo. Desde luego uno espera un sí la primera vez que se enamora, pero, como a muchos, recibí un NO como respuesta. Empecé a reflexionar sobre mí, que habría hecho mal. Fue tanto el análisis que hice sobre mí que siguieron surgiendo poemas en mí y seguí escribiéndolos. En mis siguientes relaciones traté de mejorar, tuve mis éxitos, pero no lograba mantener una relación más de 1 mes. Esto fue hasta que de verdad me enamoré. Tuvieron que pasar dos años para poder enamorarme de verdad de alguien. Durante casi un año fui una persona feliz, porque tenía a alguien que me escuchaba y me comprendía. Por cosas del destino conocí a otra chica, que se llevó toda mi atención y dejé de lado a mi enamorada. Fue eso lo que causó que yo terminara con ella. Nunca estuve con esta nueva chica, de la manera tan fugaz como apareció en mi vida, desapareció. En la academia yo me sentía feliz, estaba rodeado con personas que tenían el mimo objetivo, su ingreso. Estar en ese ambiente era para mí lo mejor del mundo, me daba ánimos para mejorar, para ganarle al de mi costado, para poder ser reconocido después del examen de admisión. Luchaba por ser el mejor.
En esta lucha siempre estuve acompañado de mis mejores amigos, por un lado Milton, que me apoyaba y, quizás sin saberlo, me estimulaba para seguir aprendiendo, y por el otro, Evelyn, mi enamorada, que me escuchaba y comprendía cada vez que le contaba lo que pasaba en el día.
De estos dos amigos aprendí mucho, aunque el destino nos separó luego de mi ingreso a la universidad.
Si bien mi ingreso significó alegría en mí ( pues era un logro mío, donde se reflejó el esfuerzo de dos meses sin dormir, ni disfrutar las comodidades de las vacaciones), me causó preocupación. No sabía que encontraría en ella y me sentía un inexperto.
Ya dentro empecé a descubrir que estaba en lo cierto. Era el menor de todos, me sentía raro, quería entrar a conversar con los chicos de mi escuela pero no sabía de que hablarles. ¿Les gustaría acaso hablar de Harry Potter(una de mis obras preferidas)?. ¿Querrían acaso hablar de estudios?, ¿Cuánto les costó ingresar?. No sabía que hablar, estaba recluido. Empecé a relacionarme con mis compañeros porque muchos de ellos pertenecían a la misma academia que yo. Los escuchaba atentamente para saber de que hablaban. Hice amigos rápidamente, pero me seguía sintiendo raro. Empezaron a surgir entonces los círculos de amigos, yo tenía el mío, pero a pesar de ello me sentía apartado, rechazado. Era el menor de todos, ese es mi orgullo y también mi maldición. Me han rechazado muchas veces por eso y siento que es cierto. Soy el menor, y me siento inexperto. Quisiera haber estado más tiempo en la academia, esforzándome por ser uno de los primeros, aprender más de la vida. Aún ahora se me hace difícil integrarme completamente a un grupo, sigo sintiéndome rechazado, excluido. Una de las cosas que me hace sentir así es que realicen planes, salidas, actividades y no me incluyan y que me enteré después. ¿Serán mis amigos?, ¿Les interesaré un poco?. Puedo parecer patético, un antisocial, un renegado del mundo, una víctima más. La verdad, a veces quisiera irme, no regresar más a la universidad, estar de viaje por siempre. Fue mi anécdota por uno de esos viajes que hizo que pensará así. Pero es otra historia, ya les contaré luego.
Fue entonces que me di cuenta lo que realmente pasaba, era yo el que se exiliaba, y no era porque era un inexperto aún, un "cachimbo" en la vida, sino porque me daba cuenta que ellos tenían metas distintas, quizás porque eran mayores, no lo sé, pero para mí, no demuestran en la universidad lo que les costó el ingreso. Sin embargo, tengo que aprender lo que es la vida y relacionarme con los demás es esencial. Me llevo bien con todos, o al menos eso creo, pero no pierdo aún las ganas por las que estoy estudiando, de aprender, que es lo único que me mantiene donde estoy.
En fin, todo esto tiene un motivo, quiero darles a conocer una parte de mi vida, pues sé que muchos de ustedes se encuentran en situaciones similares, que entiendan que detrás de esas historias también se encuentra un chico que vive la vida de manera diferente.
Esta es solo la primera parte, la segunda parte será mas personal, y resolverá muchas dudas que seguramente me envuelve cada vez que hablan conmigo por el Messenger o en los comentarios por el Facebook. Amigos, me despido, nos vemos en la próxima entrega.

miércoles, 21 de abril de 2010

"Mas vale mujer al lado, que cien chateando"



Fui un tonto. Un imbécil con ganas. Por tener la mente en idioteces me paso esto. Pero ordenemos todo.

Mientras leía Historia Moderna en mi libro de academia entró en el salón una jovencita de tez blanca, ojos color marrón y nariz respingada. Preguntó si el sitio de mi costado estaba ocupado. Como no venía mi compañero de sitio, asentí con la cabeza. Inmediatamente se sentó y sacó también su libro, abriéndolo en la misma página que yo.

-Historia moderna. ¡Que daño!.
-Te puedo ayudar a estudiar si quieres.
-¿En serio?. Gracias. ¿Cómo te llamas?
-Fabiola. ¿Tú?
-Christian.
-Bueno Christian, entonces empecemos a estudiar.

Tenía quince años y era de Cajamarca. Me sorprendió que ocultara muy bien su dejo, pero a veces se le escapaban algunas palabras oriundas de ahí. Estaba anonadado con su presencia.
En aquellos días yo estaba con Camila. Llevaba más de un año con ella y la felicidad nos rodeaba. No necesitaba mirar a otras flacas. Hasta ese momento, ella era perfecta.
Pasaron los días y Fabiola cada día se sentaba más cerca mio. Me parecía extraño, pero el solo hecho de sentir su presencia cerca causaba en mí una sensación de felicidad. No acostumbraba mucho a hablar con personas de la academia pues mi intención era estudiar, estudiar, estudiar, pero con ella era todo diferente, una sonrisa florecía en mí sin darme cuenta cada vez que la miraba. Aun así, yo no podía mirar a otras porque estaba con Camila.
Mi relación con Camila era buena: me escuchaba, me comprendía, me pedía consejos. Estaba feliz de poder ayudarla siempre que podía y porque no, besarla también. Pero últimamente algo rondaba por mi mente, desmantelaba mis pensamientos, no me dejaba estudiar. Era Fabiola. Desde aquél día no había podido dejar de pensar en ella. Ese mismo día le había pedido el messenger y conversábamos casi todos los días. Me ponía como desconectado porque yo, supuestamente, estaba estudiando, estudiando y seguía estudiando.

-Hola Fabiola, ¿Cómo estás? =)
-Hola Chris. Bien, un poco cansada.
-Pero linda, ¿porqué tan cansada?.
-El estudio, además vengo del seminario de biología.¿Por qué no fuiste?. Me dejaste sola.=(
-Sí, discúlpame. Es que tenía que llegar temprano a casa.
-Uhm, estaba aburrido, tú sabes, cuando no hay nadie con quien hablar... =(
-Sabes, me siento mal, te invito mañana a salir un rato. Vámonos a Mega ¿Qué dices?
-¿Camila no te dirá nada?
-No, no te preocupes. Yo hablaré con ella.
-Bueno si me aseguras que no habrán problemas entonces vamos. =)
-Ok!.. Me tengo que ir Fabi.. =(.. No quiero pero tu sabes si me encuentran aquí...
-Ok Ok !! :) Anda nomas Chris. Cuidatee Byeee (K)

No sabía lo que estaba haciendo, Camila me haría un problemón si le decía que iría con ella. Desde que le conté sobre Fabiola la empezó a mirar con mala cara y a tener más celos que los de costumbre. Eso me tenía un poco fastidiado.
Al día siguiente le dije que tenía que salir más temprano y que no podría acompañarla. Después de un largo suspiro, accedió.
La tarde con Fabiola fue fantástica, subimos a los juegos, comimos helados. Todo con ella parecía más fácil. Más interesante. Con Camila salíamos pocas veces, sus padres no la dejaban salir mucho y, cuando lo hacíamos nos poníamos a hablar más de problemas que de disfrutar.
Cada día sentía que me gustaba más. Era algo mágico. Sé que suena cursi, pero el amor te vuelve así. Ella sentía lo mismo. No me lo decía directamente, pero sus mensajes, las conversaciones por chat y sus mirabas me lo decían.
Ese día nos quedamos a un seminario de Geografía. Nos sentamos al fondo para conversar, pero estábamos tan cansados del trajín diario que nos acostamos sobre nuestros cuadernos y disfrutamos de un confortable sueño. Al despertar, ya había acabado el seminario y éramos casi los últimos en salir. Solo se quedaron algunos copiando la pizarra.

-Wow, que sueño más profundo.
-Sí, sabes, soñé contigo.
-Jajaja, no mientas loco.
-Es verdad, soñé que estábamos en el parque y...
-¿y?.....
-Nada, olvídalo fue un sueño.

Captando la indirecta, se acercó a mí y me besó. Eran tan dulces y suaves sus labios que no me quise separar de ella. Seguimos besándonos. Al terminar, ella dió un suspiro y dijo:
-Discúlpame, no debí haberlo hecho.
-No, no te preocupes.
-Tu tienes enamorada, eso no es bueno.
-Sí, pero, sabes, desde hace tiempo me gustas, y lo que acaba de suceder, para mí fue hermoso.
-Tu también me gustas. Pero Camila...
-Fabiola, mi relación con ella ya esta en las últimas. Yo quisiera tener algo contigo.
-A mi también, pero no quisiera que se sepa todavía. No es el mejor momento.
-Tienes razón, hay que mantenerlo en secreto un tiempo.

Su sinceridad y pureza se notaban en sus ojos. Ella no quería ser la otra, pero no podía arrancarme de su mente. Lo mismo me pasaba a mí.

Los días siguientes empecé a sentirme como lo que verdaderamente era. Un perro. Un perro que tenía dos mujeres y que no sabía que hacer. Quería a Camila, pero amaba a Fabiola. Con Fabiola nos veíamos a escondidas y siempre que podíamos nos quedamos a los seminarios.
Fue un jueves que me decidí hablar con Camila. Mi trato con ella había ido perdiendo cariño y empecé a sentir lo mismo de ella.

-Camila, tenemos que hablar.
-Dime, ¿Qué pasa?
-Lo nuestro Camila, ya no está funcionando.
-¿A qué te refieres?
-A que ya no es como antes, como en el cole. Ya no siento lo mismo.
-El problema es que tú estas metido en tus estudios pues. Ya ni me prestas atención.
-Si, pero, tu sabes que eso es importante para mí.
-Sí, lo sé, pero yo existo, aunque creo que aún no te das cuenta.
-Disculpa, de verdad. Pero nuestra historia termina aquí.

En sus ojos asomaba una lágrima. Creí que era de tristeza, pero después comprendí que era de cólera. Había desperdiciado un año de su vida mimándome, para que yo le corte así. De verdad, era un perro bastardo.

Busqué a Fabiola al día siguiente, tenía que contarle que ya había terminado con Camila y que nuestra relación podía ser expuesta al mundo, pero no la encontré.

Fueron dos días que no vino a la academia, y era raro pues ella no había faltado nunca. No contestaba el celular. El sonido de la operadora me mataba de nervios.
¿Y si le había pasado algo?¿Si había tenido problemas en casa de sus tíos?. No sabía nada.

Cuando llegó, noté su rostro decaído. La abracé, le di un corto beso y le conté sobre lo de Camila. Una sonrisa esbozó en mi rostro, pero luego se desdibujo casi al instante. Estaba llorando.

-¿Qué pasa linda?
-Christian, me voy.
-¿Qué?. Pero si te va bien en la academia, el examen es muy pronto.
-Es que he tenido problemas con mis tíos y ya no me quieren en casa. Mi madre dijo que me vaya para Cajamarca, que el próximo año vería como conseguir un alquiler.
-Pero, no te puedes ir. No ahora, después de todo...
-Lo siento.

Me dio un último beso de despedida. Es el único beso que he recibido llorando.
No podía creer eso. Hasta ayer tenía la felicidad en el rostro y hoy solo un par de lágrimas me acompañaban.

Si existe el Karma, no lo sé. Pero este sería un buen ejemplo para demostrarlo. Quise abarcar terrenos desconocidos, la infidelidad lo vi como un juego, como si no importara. Al final, yo termine siendo el perro, el desgraciado. Todas las amigas de Camila me ven y se empiezan a reír de mí. Como si lo hubieran planeado desde el principio. Toda esta estúpida, pero real historia me pasó por alejar mi objetivo: el estudio. Aún me quedan las marcas de sus cálidos besos.

miércoles, 24 de marzo de 2010

"Un destello nos unió otra vez"


Baje de la combi con una solo dirección: Metro. Estaba emocionado no la había visto en casi un año y dos meses. Sentado en una de las tantas mesas del buffet de Metro la esperaba.
Y derrepente, entro en él una señorita de un resplandor inigualable, quizás fue porque el sol brillaba intensamente y sus pulseras de metal lo reflejaban, pero era impresionante. Me quede asombrado, no me acordaba mucho de ella pues solo nos vimos una vez.
Era la clausura de mi verano deportivo en el Sinchi Roca. Estaba cansado y un poco frustado pues había perdido mi competencia de natación olímpica. Me puse a observar la actuación de los otros programas y, cosas del destino, el brillo del sol reflejado en el agua hizo que observara a una chica que estaba bailando en la coreografía. Era una chica de tez blanca, de mediano tamaño, cabello liso y de color marrón. Era una excelente bailarina. Quedé impresionado al instante. Tenía que hablarle, mas no encontraba la oportunidad. La seguía con la mirada procurando no perderla ni un momento. Lamentablemente por culpa de una llamada de mi tía la perdí de vista. Estaba más decepcionado aún. Fui a recoger un certificado en la secretaría del local y, coincidencia del destino y suerte mía, ella estaba detrás mío para el mismo propósito. Era la oportunidad que tanto había anhelado.
- Hola, sabes bailas muy bien.
- ¡Gracias!.
Voltee y hablé con la secretaria. Me dio el certificado. Me volví hacia la chica y ella pronunció:
- Disculpa ¿Como te llamas?.
- Christian. y ¿Cuál es el tuyo?
- Me llamo Karla.
- Bonito nombre. ¿Y para que programa entraste tu?
- Vacaciones Útiles. ¿Y tú?
- Yo para natación.
Y fue así que empezó nuestra relación de amigos. Estuvimos conversando alrededor de quince minutos. Lamentablemente ya era tarde y tenía que llegar a casa a almorzar. No quería irme tan rápido.
Le pedí su correo, me lo dió y fue el fin de nuestro primer encuentro.
Ya en casa, la agregué y la encontré conectada. Estuvimos chateando cerca de una hora. Desde ese día no dejábamos de chatear siempre que podíamos.
Después de terminar el colegio tenía la importante labor de ingresar a la universidad. Para eso tenía que dejar el vicio de la computadora por un aproximado de dos meses. Para mí fue un poco frustrante pues dejaría de hablar con personas tan maravillosas como ella.
Mi despedida fue larga, no chatearía con ella durante ese tiempo. Le conté cuál era mi propósito y me entendió. A pesar de que solo nos habíamos visto aquella vez, nuestra amistad creció gracias al chat. Fue triste la despedida pero era necesario.
No podía creerlo, no sabía si era ella. Luego recordé el destello de aquella primera vez que la ví. Era coincidencia; seguía sin creerlo. Se me acercó y nuestras miradas se cruzaron. Era ella, no había duda.
-¡Hola!. ¡Qué alegría volver a verte!
-¡Amigo! ¿Qué tal?¿Cómo estás?
-Bien, te ves hermosa.
-¡Hay tu cuando no!.Gracias. (risas)
-Bueno, ¿Vamos a pasear?
-Vamos señorita.
Fuimos a pasear por Metro. Dimos vueltas por todos los rincones de éste y estuvimos conversando de las muchísimas cosas que habían pasado desde aquella vez.
Fuimos por los juegos y solo uno estaba encendido. Era el Skydiver. Una rueda gigantesca con sillas en el borde lo caracterizaban.
Hacía casi nueve años que no me subía en un juego mecánico pero esta vez quería romper el miedo. Le ofrecí subir y aceptó. El juego empezó subiendo lento y empecé a sentir la sensación de vértigo. Me miró y entonces, de manera casi mágica, el miedo desapareció. Pero venía la bajada y el miedo se apoderó de nosotros. Nosotros pensamos que sería lento pero la verdad era muy veloz. Algo anecdótico fue que se olvido cerrar su bolso y sus cosas empezaron a caer y a rodar por toda la cabina. Su celular estaba apunto de caerse y tuve que soltarme de la barra de acero para lograr alcanzarlo. Luego me callo su monedero y lo cogí con la otra mano. Literalmente mi cuerpo estaba suelto en el aire y el vértigo aumento. Es una sensación indescriptible.
Creo que fueron alrededor de tres o cuatro minutos de emociones distintas. Miedo, Alegría y Vértigo fueron algunas de ellas. Al salir del juego nos empezamos a reír y a recoger todas las cosas que aún rodaban por el suelo.
La estaba pasando excelente junto a ella, hubiera querido que la noche no cayera tan rápido sobre este horizonte pero, dentro de mí sabía que no sería posible.
Se hizo de noche y la acompañe a tomar su carro. Era la hora punta y todos venían llenos y aún seguiamos conversando de nuestras anécdotas. Se nos acercaban vendedores de rosas y globos a cada momento. Pensaban que éramos enamorados. Nosotros solo nos reíamos. Y, luego de una paciente espera, se asomó por la avenida una cúster casi vacía y nos despedimos. Le agradecí por aquella tarde tan maravillosa. Subió al carro y nos quedamos mirando hasta que partió.
Fue una de las tardes mas emocionantes y hermosas que había vivido y, lo mejor de todo, es que nosotros solo somos buenos amigos. [...]

miércoles, 17 de marzo de 2010

¿COMO INGRESAR A SAN MARCOS? LOGRA SER CACHIMBO CON ESTOS DATOS !



Lo que hoy les quiero dejar, queridos bloggeros, son unos cuantos consejos para lograr el ingreso, tan anhelados para algunos, a la universidad SAN MARCOS, DECANA DE AMÉRICA, y como esperar nuestros resultados. Sin nada más que agregar, paso directamente a los puntos a tratar:

1. Dos días antes de tu dichoso examen debes salir a pasear a donde sea, deja que el polvo se apodere de tus libros y cuadernos y libérate, olvidate de todo, encuentrate con tus patas y diviertanse.
Te cuento, amigo postulante, que a mi realmente me llego si tenía que dar un último repaso, me desbande y me fui con mis patas a una reunión de promoción. Fue divertido recordar viejos momentos de colegio junto a ellos. Has lo mismo, diviertete. Total, si ya estudiaste dos meses o el tiempo que haya durado tu ciclo; y, como dicen todos, no te podrás aprender todo lo que nunca aprendiste en un día; así que, desde ya empieza a relajarte.

2. Un día antes del temido examen, noten que ya empieza a cambiar el tono con el que me refiero al examen este, pasala en tu casa, mejor dicho en tu cama escuchando música todo el día y OJO no vayas a comer guisantes ni nada que te pueda fregar el estómago. Esto es importante porque conozco casos de que han vomitado en el examen(Los nervios te atacan muchacho, sea donde sea que estés no te podrás escapar de ellos).
En mi caso, yo me fui a la casa de un amigo a tocar guitarra y cuando llegue a mi casa ordene los papeles para el día siguiente y me fui a dormir. Es lo mejor pues no debes tener nada de preocupaciones el día anterior.

3. Finalmente, el día del juicio, el apocalipsis de cada uno de los 20000 postulantes, el día de tu examen.
Mis recomendaciones para que enfrentes en este día el esotérico examen son tres:
- Si tu academia hace alguna barra antes del examen, acompáñalos. Si te liberas en la mañana de todas esas energías, te aseguro que darás un buen examen, aunque apestando a sudor, con dolor de garganta pero nada para alarmarse.
- Trata de ir solo al examen. Lo más preocupante que te pueda suceder es que vayas con la menospáusica (aquella que te grita hasta en el mismo carro). Trata de ir con alguno de tus amigos, te aseguro que te sentirás más relajado y con confianza.
- Cuando lleges a tu aula, siéntate en la carpeta que te asignen y cierra tus ojos. Si es posible duerme. El mirar a los otros compañeros de aula es llenarte de angustia pues no sabes cuanto habrán estudiado. Al despertar, o si te despierta el profe (risas), no te acordaras de nada y la relajación será total. Y si terminas el examen y aún te falta tiempo( OJO AQUI ES LO IMPORTANTE ASI QUE LO PONGO EN NEGRITA) DUERME MUCHACHO DUERME OTRA VEZ YA NO REVISES EL EXAMEN, PUES AHY ES DONDE NOS AGARRAN LOS NERVIOS Y EMPEZAMOS A BORRAR.

4. Cuando quieras ver tus resultados, siempre haslo solo, pues si estás con tus padres al costado la presión es mucho mayor. Después de todo, es tu esfuerzo no el de ellos y tu tienes el derecho de saber tus resultados. Si estás dentro te felicito amigo bloggero pues seguiste mis consejos (risas)!. Si lamentablemente te falto puntaje o no leíste mis consejos(cosa que no te recomiendo ,jaja) te recomiendo el siguiente Blog de un compañero mío para enfrentar un NO INGRESO A SAN MARCOS : http://ideasyopinionet.blogspot.com/2010/03/como-sobrellevar-un-no-ingreso-la-unmsm.html
( Lamentablemente mi compañero no logro entrar a San Marcos pues los nervios lo atacaron, pero el ha leído mis consejos y para el próximo examen logrará su ingreso).

Solo me queda desearles suerte y darles las gracias por darse un "time" para leer mi blog!. Suerte y muchos Éxitos !!!

sábado, 13 de marzo de 2010

jueves, 28 de agosto de 2008

Peruanidad en alto, ¿Pero con qué instituciones?

Dejando de lado lo de las anécdotas y las vivencias diarias, doy paso a un poco de la política en nuestro país.
En la última celebración de nuestras fiestas patrias, el orgullo de ser peruano se notaba en nuestros rostros. Banderas en las calles, globos blancos y rojos, y miles de personas gritando en las calles ¡Viva el Perú carajo!. Y como no estar orgullosos de la belleza de nuestro país. Es decir, es como dice la canción: "Ricas montañas, hermosas tierras, risueñas playas, es mi Perú. Fértiles tierras, cumbres nevadas, ríos, quebradas, es mi Perú [...]".
Pero a todo este orgullo que sentimos hacia nuestro país se suma la total desaprobación hacia nuestras autoridades representativas.
Este problema podría desaparecer si las autoridades cumplieran sus promesas hechas antes de las elecciones.
Precisamente, las autoridades e instituciones deberían notar el descontento en la población, preocuparse por poder cumplir esas promesas y cambiar radicalmente la actitud que tienen sobre la población.

Nosotros debemos demandar una reforma institucional, para que la desaprobación hacia el gobierno y el orgullo de ser peruanos dejen de tener gran contraste.