viernes, 16 de julio de 2010

Aquello que tenía guardado: Primera parte


Esta vez fue un libro el que me hizo volver en mí el deseo de escribir algo en mi blog.
Unas cuántas palabras bastaron para decidirme: "Una persona expresa sus sentimientos, hasta de la forma más extraña como es la escritura". Con eso, recordé que existen mas de cien personas que se tomaron el tiempo de hacer un clic en mi link y leer lo que escribo.
Me siento totalmente agradecido, no porque crea que soy bueno y que me leen por eso, sino porque me dicen:"Hola, me intereso por ti, quiero conocerte". Y sí, lectores, cada vez que se hace clic en algún blog les decimos eso al autor. Por eso me siento comprometido con ustedes a entregarles cada vez más cosas de mejor calidad.
Quizás quisieran leer otra historia de adolescentes, aquellas que me gustan tanto y escribirlas me hace tan feliz como leerlas, sin embargo, esta entrada no trata sobre eso. O en parte sí, quiero escribirles sobre mí. Sobre aquella persona que sale al costado derecho del blog, donde una foto con mi camisa demuestran que aún soy adolescente y no quisiera crecer tan pronto. Pero como nos pasa a todos, es una cosa inevitable y dependiendo de cómo la tomemos, maduraremos. Pero bueno no los entretengo más y pasó a mi "autobiografía".


Empecé a escribir cerca a los trece años, recuerdo que la primera forma de literatura que surgió en mí fue la poesía. Sí, estaba en tercer año de secundaria y la atracción por el sexo opuesto que sufrimos todos empezó a tener efecto en mí. Al principio no me gustaba mucho las chicas, escribía imaginandome una chica especial: Rubia, ojos azules o verdes, blancas, mi tipo ideal de chica. Luego de un retiro espiritual, me empezó a gustar una chica. Que locuras no hice por ella, hasta inventé una historia donde quise incluirla, hasta que se enteró. Era un inexperto completo. Desde luego uno espera un sí la primera vez que se enamora, pero, como a muchos, recibí un NO como respuesta. Empecé a reflexionar sobre mí, que habría hecho mal. Fue tanto el análisis que hice sobre mí que siguieron surgiendo poemas en mí y seguí escribiéndolos. En mis siguientes relaciones traté de mejorar, tuve mis éxitos, pero no lograba mantener una relación más de 1 mes. Esto fue hasta que de verdad me enamoré. Tuvieron que pasar dos años para poder enamorarme de verdad de alguien. Durante casi un año fui una persona feliz, porque tenía a alguien que me escuchaba y me comprendía. Por cosas del destino conocí a otra chica, que se llevó toda mi atención y dejé de lado a mi enamorada. Fue eso lo que causó que yo terminara con ella. Nunca estuve con esta nueva chica, de la manera tan fugaz como apareció en mi vida, desapareció. En la academia yo me sentía feliz, estaba rodeado con personas que tenían el mimo objetivo, su ingreso. Estar en ese ambiente era para mí lo mejor del mundo, me daba ánimos para mejorar, para ganarle al de mi costado, para poder ser reconocido después del examen de admisión. Luchaba por ser el mejor.
En esta lucha siempre estuve acompañado de mis mejores amigos, por un lado Milton, que me apoyaba y, quizás sin saberlo, me estimulaba para seguir aprendiendo, y por el otro, Evelyn, mi enamorada, que me escuchaba y comprendía cada vez que le contaba lo que pasaba en el día.
De estos dos amigos aprendí mucho, aunque el destino nos separó luego de mi ingreso a la universidad.
Si bien mi ingreso significó alegría en mí ( pues era un logro mío, donde se reflejó el esfuerzo de dos meses sin dormir, ni disfrutar las comodidades de las vacaciones), me causó preocupación. No sabía que encontraría en ella y me sentía un inexperto.
Ya dentro empecé a descubrir que estaba en lo cierto. Era el menor de todos, me sentía raro, quería entrar a conversar con los chicos de mi escuela pero no sabía de que hablarles. ¿Les gustaría acaso hablar de Harry Potter(una de mis obras preferidas)?. ¿Querrían acaso hablar de estudios?, ¿Cuánto les costó ingresar?. No sabía que hablar, estaba recluido. Empecé a relacionarme con mis compañeros porque muchos de ellos pertenecían a la misma academia que yo. Los escuchaba atentamente para saber de que hablaban. Hice amigos rápidamente, pero me seguía sintiendo raro. Empezaron a surgir entonces los círculos de amigos, yo tenía el mío, pero a pesar de ello me sentía apartado, rechazado. Era el menor de todos, ese es mi orgullo y también mi maldición. Me han rechazado muchas veces por eso y siento que es cierto. Soy el menor, y me siento inexperto. Quisiera haber estado más tiempo en la academia, esforzándome por ser uno de los primeros, aprender más de la vida. Aún ahora se me hace difícil integrarme completamente a un grupo, sigo sintiéndome rechazado, excluido. Una de las cosas que me hace sentir así es que realicen planes, salidas, actividades y no me incluyan y que me enteré después. ¿Serán mis amigos?, ¿Les interesaré un poco?. Puedo parecer patético, un antisocial, un renegado del mundo, una víctima más. La verdad, a veces quisiera irme, no regresar más a la universidad, estar de viaje por siempre. Fue mi anécdota por uno de esos viajes que hizo que pensará así. Pero es otra historia, ya les contaré luego.
Fue entonces que me di cuenta lo que realmente pasaba, era yo el que se exiliaba, y no era porque era un inexperto aún, un "cachimbo" en la vida, sino porque me daba cuenta que ellos tenían metas distintas, quizás porque eran mayores, no lo sé, pero para mí, no demuestran en la universidad lo que les costó el ingreso. Sin embargo, tengo que aprender lo que es la vida y relacionarme con los demás es esencial. Me llevo bien con todos, o al menos eso creo, pero no pierdo aún las ganas por las que estoy estudiando, de aprender, que es lo único que me mantiene donde estoy.
En fin, todo esto tiene un motivo, quiero darles a conocer una parte de mi vida, pues sé que muchos de ustedes se encuentran en situaciones similares, que entiendan que detrás de esas historias también se encuentra un chico que vive la vida de manera diferente.
Esta es solo la primera parte, la segunda parte será mas personal, y resolverá muchas dudas que seguramente me envuelve cada vez que hablan conmigo por el Messenger o en los comentarios por el Facebook. Amigos, me despido, nos vemos en la próxima entrega.