miércoles, 21 de abril de 2010

"Mas vale mujer al lado, que cien chateando"



Fui un tonto. Un imbécil con ganas. Por tener la mente en idioteces me paso esto. Pero ordenemos todo.

Mientras leía Historia Moderna en mi libro de academia entró en el salón una jovencita de tez blanca, ojos color marrón y nariz respingada. Preguntó si el sitio de mi costado estaba ocupado. Como no venía mi compañero de sitio, asentí con la cabeza. Inmediatamente se sentó y sacó también su libro, abriéndolo en la misma página que yo.

-Historia moderna. ¡Que daño!.
-Te puedo ayudar a estudiar si quieres.
-¿En serio?. Gracias. ¿Cómo te llamas?
-Fabiola. ¿Tú?
-Christian.
-Bueno Christian, entonces empecemos a estudiar.

Tenía quince años y era de Cajamarca. Me sorprendió que ocultara muy bien su dejo, pero a veces se le escapaban algunas palabras oriundas de ahí. Estaba anonadado con su presencia.
En aquellos días yo estaba con Camila. Llevaba más de un año con ella y la felicidad nos rodeaba. No necesitaba mirar a otras flacas. Hasta ese momento, ella era perfecta.
Pasaron los días y Fabiola cada día se sentaba más cerca mio. Me parecía extraño, pero el solo hecho de sentir su presencia cerca causaba en mí una sensación de felicidad. No acostumbraba mucho a hablar con personas de la academia pues mi intención era estudiar, estudiar, estudiar, pero con ella era todo diferente, una sonrisa florecía en mí sin darme cuenta cada vez que la miraba. Aun así, yo no podía mirar a otras porque estaba con Camila.
Mi relación con Camila era buena: me escuchaba, me comprendía, me pedía consejos. Estaba feliz de poder ayudarla siempre que podía y porque no, besarla también. Pero últimamente algo rondaba por mi mente, desmantelaba mis pensamientos, no me dejaba estudiar. Era Fabiola. Desde aquél día no había podido dejar de pensar en ella. Ese mismo día le había pedido el messenger y conversábamos casi todos los días. Me ponía como desconectado porque yo, supuestamente, estaba estudiando, estudiando y seguía estudiando.

-Hola Fabiola, ¿Cómo estás? =)
-Hola Chris. Bien, un poco cansada.
-Pero linda, ¿porqué tan cansada?.
-El estudio, además vengo del seminario de biología.¿Por qué no fuiste?. Me dejaste sola.=(
-Sí, discúlpame. Es que tenía que llegar temprano a casa.
-Uhm, estaba aburrido, tú sabes, cuando no hay nadie con quien hablar... =(
-Sabes, me siento mal, te invito mañana a salir un rato. Vámonos a Mega ¿Qué dices?
-¿Camila no te dirá nada?
-No, no te preocupes. Yo hablaré con ella.
-Bueno si me aseguras que no habrán problemas entonces vamos. =)
-Ok!.. Me tengo que ir Fabi.. =(.. No quiero pero tu sabes si me encuentran aquí...
-Ok Ok !! :) Anda nomas Chris. Cuidatee Byeee (K)

No sabía lo que estaba haciendo, Camila me haría un problemón si le decía que iría con ella. Desde que le conté sobre Fabiola la empezó a mirar con mala cara y a tener más celos que los de costumbre. Eso me tenía un poco fastidiado.
Al día siguiente le dije que tenía que salir más temprano y que no podría acompañarla. Después de un largo suspiro, accedió.
La tarde con Fabiola fue fantástica, subimos a los juegos, comimos helados. Todo con ella parecía más fácil. Más interesante. Con Camila salíamos pocas veces, sus padres no la dejaban salir mucho y, cuando lo hacíamos nos poníamos a hablar más de problemas que de disfrutar.
Cada día sentía que me gustaba más. Era algo mágico. Sé que suena cursi, pero el amor te vuelve así. Ella sentía lo mismo. No me lo decía directamente, pero sus mensajes, las conversaciones por chat y sus mirabas me lo decían.
Ese día nos quedamos a un seminario de Geografía. Nos sentamos al fondo para conversar, pero estábamos tan cansados del trajín diario que nos acostamos sobre nuestros cuadernos y disfrutamos de un confortable sueño. Al despertar, ya había acabado el seminario y éramos casi los últimos en salir. Solo se quedaron algunos copiando la pizarra.

-Wow, que sueño más profundo.
-Sí, sabes, soñé contigo.
-Jajaja, no mientas loco.
-Es verdad, soñé que estábamos en el parque y...
-¿y?.....
-Nada, olvídalo fue un sueño.

Captando la indirecta, se acercó a mí y me besó. Eran tan dulces y suaves sus labios que no me quise separar de ella. Seguimos besándonos. Al terminar, ella dió un suspiro y dijo:
-Discúlpame, no debí haberlo hecho.
-No, no te preocupes.
-Tu tienes enamorada, eso no es bueno.
-Sí, pero, sabes, desde hace tiempo me gustas, y lo que acaba de suceder, para mí fue hermoso.
-Tu también me gustas. Pero Camila...
-Fabiola, mi relación con ella ya esta en las últimas. Yo quisiera tener algo contigo.
-A mi también, pero no quisiera que se sepa todavía. No es el mejor momento.
-Tienes razón, hay que mantenerlo en secreto un tiempo.

Su sinceridad y pureza se notaban en sus ojos. Ella no quería ser la otra, pero no podía arrancarme de su mente. Lo mismo me pasaba a mí.

Los días siguientes empecé a sentirme como lo que verdaderamente era. Un perro. Un perro que tenía dos mujeres y que no sabía que hacer. Quería a Camila, pero amaba a Fabiola. Con Fabiola nos veíamos a escondidas y siempre que podíamos nos quedamos a los seminarios.
Fue un jueves que me decidí hablar con Camila. Mi trato con ella había ido perdiendo cariño y empecé a sentir lo mismo de ella.

-Camila, tenemos que hablar.
-Dime, ¿Qué pasa?
-Lo nuestro Camila, ya no está funcionando.
-¿A qué te refieres?
-A que ya no es como antes, como en el cole. Ya no siento lo mismo.
-El problema es que tú estas metido en tus estudios pues. Ya ni me prestas atención.
-Si, pero, tu sabes que eso es importante para mí.
-Sí, lo sé, pero yo existo, aunque creo que aún no te das cuenta.
-Disculpa, de verdad. Pero nuestra historia termina aquí.

En sus ojos asomaba una lágrima. Creí que era de tristeza, pero después comprendí que era de cólera. Había desperdiciado un año de su vida mimándome, para que yo le corte así. De verdad, era un perro bastardo.

Busqué a Fabiola al día siguiente, tenía que contarle que ya había terminado con Camila y que nuestra relación podía ser expuesta al mundo, pero no la encontré.

Fueron dos días que no vino a la academia, y era raro pues ella no había faltado nunca. No contestaba el celular. El sonido de la operadora me mataba de nervios.
¿Y si le había pasado algo?¿Si había tenido problemas en casa de sus tíos?. No sabía nada.

Cuando llegó, noté su rostro decaído. La abracé, le di un corto beso y le conté sobre lo de Camila. Una sonrisa esbozó en mi rostro, pero luego se desdibujo casi al instante. Estaba llorando.

-¿Qué pasa linda?
-Christian, me voy.
-¿Qué?. Pero si te va bien en la academia, el examen es muy pronto.
-Es que he tenido problemas con mis tíos y ya no me quieren en casa. Mi madre dijo que me vaya para Cajamarca, que el próximo año vería como conseguir un alquiler.
-Pero, no te puedes ir. No ahora, después de todo...
-Lo siento.

Me dio un último beso de despedida. Es el único beso que he recibido llorando.
No podía creer eso. Hasta ayer tenía la felicidad en el rostro y hoy solo un par de lágrimas me acompañaban.

Si existe el Karma, no lo sé. Pero este sería un buen ejemplo para demostrarlo. Quise abarcar terrenos desconocidos, la infidelidad lo vi como un juego, como si no importara. Al final, yo termine siendo el perro, el desgraciado. Todas las amigas de Camila me ven y se empiezan a reír de mí. Como si lo hubieran planeado desde el principio. Toda esta estúpida, pero real historia me pasó por alejar mi objetivo: el estudio. Aún me quedan las marcas de sus cálidos besos.

2 comentarios:

Claudia A. Avelino dijo...

Por un momento creí que era tu situación :S, pero si dices que fue con tu amigo lejano... :P. Interesante eh, no seas perro xD

MILTON ANTONIO LÓPEZ TARABOCHIA dijo...

interesante, muy buena redaccion... no hay ningun problema con tu texto cristian pero se algo mas condescendiente con mi blog ps .. todo lo que comentas son cosas negativas.... creo que hasta le tratas de buscar 3 patas al gato... vamo0s apoyame como yo te apoyo amigo casi nunca te critico verdad?? con respecto a tu articulo, me parecio genial el mimetismo que usaste fusionando vidas paralelas, sigue asi...